LA FORTUNA ACABÓ
- Fernando Cagnant
- 16 jul 2018
- 1 Min. de lectura
Todo por servir se acaba. En ocasiones, hay situaciones inesperadas que no sabemos manejar, no supe afrontarlo. Mi gran error es que me enamoré.

Es complicado sacarte de mi mente; todos los días pienso en formas para poder dormir abrazando una simple almohada, escuchando música melancólica para poder evitar acordarme de tus besos en mi frente, tus caricias y los abrazos tan fuertes que me dabas que no podía respirar.
Es complicado ir por la calle y sonreír como antes lo hacía, siento que mi alma está fracturada y recuerdo el día en que te conocí, recuerdo lo que platicamos y como nos divertimos. Me hace falta algo, siento que me han quitado algo muy importante en mi vida que jamás regresará pero es tu ausencia la que me asfixia y me envuelve en malditas dudas que nunca te preguntaré, prefiero hacerme a la idea que tú nunca pensaste que esto pasaría.
Aún pienso en el día que te abrí las puertas de mi vida y, créeme, nunca me arrepentiré de haberlo hecho ni de haberte conocido o besado o querido. Siempre te extrañaré y añore la forma en que te abracé y la forma en que siempre te hice sonreír; porque de eso estoy seguro, no hubo ni un solo día que no rieras.
Te extrañaré como siempre lo haré y te seguiré admirando como siempre lo hice, todo el tiempo que sea necesario. Solo quiero verte feliz.
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